"los cuales le rogaban que se quedase con ellos por más tiempo; mas no accedió" (Hechos 18:20)
Pablo predicó el evangelio en la sinagoga de Éfeso, de camino a Antioquía y la recepción fue positiva. En muchas otras ciudades, la gente había rechazado públicamente el evangelio e incluso perseguido a los que lo predicaban. A pesar de la buena recepción, Pablo rehusó quedarse en Éfeso. ¡Parece mentira! Pero hay varios hechos que nos ayudan a entender mejor esta historia. 1. Dejó allí a Aquila y
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Priscila para que ellos siguieran sembrando la semilla. 2. Pablo prometió volver. 3. Pasados unos meses, Dios trajo a Apolos y lo usó para convencer a muchos que Jesús era el Mesías. Es este tercer punto el que me llama la atención. Pablo sabía que podía dejar allí a Aquila y Priscila. Sabía que su plan era volver más tarde. Pero lo de Apolos, no lo sabía. Pablo confiaba en que Dios seguiría cumpliendo su obra en los corazones de los efesios, y así fue, tanto por Aquila y Priscila, como por Pablo más tarde e incluso también por medio de Apolos.
Dios puede traer a otros para regar la semilla que tú plantas y puede usarte a ti para regar la semilla que otros han plantado. Lo importante es obedecer las órdenes del Señor de la mies. Él no se equivoca. ¿Qué harás hoy para plantar o para regar? (db)